Los Amantes de Magritte tienen sus rostros cubiertos de telas porque no pueden mirarse a los ojos sin idealizarse. ¿Mirarse directamente a los ojos significaría el encuentro mortífero con el objeto ideal? Si el ojo para René es un Espejo Falso, el amor es muchas veces una ilusión que nos ciega por completo.
¡Si tan fácil es esconder nuestra forma, dejar en tinieblas espacios vacíos, tapando y escondiendo rincones oscuros! Rellenamos entonces, lo que no conocemos, con fantasías que nuestra mente construye para mantener el deseo. ¿Se amarían los amantes del cuadro si se quitaran las telas? ¿Dejan de ser reales los amantes por cubrirse los rostros? ¿Existe la real transparencia del ser?
¿Qué ves cuando realmente miras? ¿Se extinguirá el deseo del otro cuando consiga leer cada mensaje que dejamos dicho entre líneas?
¿Soy lo que muestro o lo que escondo, lo que expreso o lo que me guardo, lo que callo o lo que otorgo, lo que manifiesto o reprimo? ¿Hasta qué punto se justifica dejar caer las telas? ¿Quién soy? ¿Quién eres?
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