Ella miró el nacimiento de su cuello y sintió que estaba al borde de un abismo y que lo único que le interesaba era tirarse en él, pensó que aunque allí estuviera su final iría cantando. Sabía que esa primera vez podía tambien ser la última, asi que dedicó mucho tiempo a la inmortal tarea de descubrirlo. Cuando cedió el primer botón de su blusa ella miró a los los ojos de él nada más que para asegurarle que el futuro podría tenderles todas las trampas que quisiera pero que en ese momento era suya. Al fin, cuando los dos cuerpos sólo tuvieron el deseo inmediato sobre ellos, y el estuvo dentro de ella sólo se oyó el susurro de una muchacha que le entregaba la vida a un muchacho y que repetía como una campanada somos eternos, amor, SOMOS ETERNOS.
"Todos los soles mienten"- Esteban Valentino
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